Polémica en la Iglesia: El Obispado de Río Gallegos se Desmarca del Cura que Pidió por la Libertad de Cristina Kirchner

Juan Carlos Molina, ex titular del Sedronar durante el kirchnerismo, generó controversia en un acto del PJ al abogar por la ex vicepresidenta. La Diócesis de Santa Cruz respondió, dejando en claro que sus declaraciones no representan la postura oficial de la Iglesia Católica.
RÍO GALLEGOS, SANTA CRUZ - Una inesperada declaración en la sede del Partido Justicialista de Santa Cruz ha puesto al sacerdote Juan Carlos Molina en el centro de una nueva polémica. Durante un acto partidario anoche, el ex titular del Sedronar durante el gobierno de Cristina Kirchner, expresó públicamente su deseo de que la ex presidenta "esté libre", un comentario que generó revuelo y obligó al Obispado local a tomar distancia de inmediato.
El padre Molina, conocido por su cercanía al kirchnerismo, ha vuelto a acaparar la atención mediática. Mientras hablaba frente a una militancia entusiasmada, el cura, que ahora trabaja en la Diócesis de Río Gallegos, hizo referencia a la situación judicial de Cristina Kirchner, quien actualmente enfrenta diversas causas. "Quiero que Cristina esté libre", fueron las palabras exactas que resonaron en el salón del PJ, desatando aplausos y reafirmando su postura política.
La reacción del Obispado de Río Gallegos no se hizo esperar. En un comunicado oficial, la Diócesis de Santa Cruz, a cargo del obispo Jorge García Cuerva, dejó en claro que las declaraciones de Molina son "a título personal" y no representan la opinión de la Iglesia Católica en la región. El comunicado subraya que la Diócesis "no interviene en cuestiones políticas partidarias ni apoya a ningún candidato o fuerza política en particular".
Juan Carlos Molina, quien fue nombrado por Cristina Kirchner para dirigir el organismo antidrogas en 2013, ha mantenido una figura controversial. Su nombramiento, sus métodos y su salida del cargo fueron objeto de debate en su momento. Ahora, su regreso a la escena pública con un comentario de alto voltaje político reaviva las tensiones entre su rol sacerdotal y su militancia.
La Iglesia Argentina, históricamente, ha buscado mantener una distancia formal de la política partidaria, aunque sus miembros a menudo tienen posturas personales que pueden generar fricciones. En este caso, la rápida respuesta del Obispado de Río Gallegos es un claro intento de evitar que las palabras de un solo sacerdote sean interpretadas como la postura institucional de la Iglesia sobre uno de los temas más sensibles de la política argentina actual.
El debate sobre la relación entre fe y política continúa. Mientras tanto, las palabras del padre Molina, y la rápida desvinculación de su Obispado, se convierten en un nuevo capítulo en la compleja y, a menudo, conflictiva relación entre la Iglesia y el poder en Argentina.
RÍO GALLEGOS, SANTA CRUZ - Una inesperada declaración en la sede del Partido Justicialista de Santa Cruz ha puesto al sacerdote Juan Carlos Molina en el centro de una nueva polémica. Durante un acto partidario anoche, el ex titular del Sedronar durante el gobierno de Cristina Kirchner, expresó públicamente su deseo de que la ex presidenta "esté libre", un comentario que generó revuelo y obligó al Obispado local a tomar distancia de inmediato.
El padre Molina, conocido por su cercanía al kirchnerismo, ha vuelto a acaparar la atención mediática. Mientras hablaba frente a una militancia entusiasmada, el cura, que ahora trabaja en la Diócesis de Río Gallegos, hizo referencia a la situación judicial de Cristina Kirchner, quien actualmente enfrenta diversas causas. "Quiero que Cristina esté libre", fueron las palabras exactas que resonaron en el salón del PJ, desatando aplausos y reafirmando su postura política.
La reacción del Obispado de Río Gallegos no se hizo esperar. En un comunicado oficial, la Diócesis de Santa Cruz, a cargo del obispo Jorge García Cuerva, dejó en claro que las declaraciones de Molina son "a título personal" y no representan la opinión de la Iglesia Católica en la región. El comunicado subraya que la Diócesis "no interviene en cuestiones políticas partidarias ni apoya a ningún candidato o fuerza política en particular".
Juan Carlos Molina, quien fue nombrado por Cristina Kirchner para dirigir el organismo antidrogas en 2013, ha mantenido una figura controversial. Su nombramiento, sus métodos y su salida del cargo fueron objeto de debate en su momento. Ahora, su regreso a la escena pública con un comentario de alto voltaje político reaviva las tensiones entre su rol sacerdotal y su militancia.
La Iglesia Argentina, históricamente, ha buscado mantener una distancia formal de la política partidaria, aunque sus miembros a menudo tienen posturas personales que pueden generar fricciones. En este caso, la rápida respuesta del Obispado de Río Gallegos es un claro intento de evitar que las palabras de un solo sacerdote sean interpretadas como la postura institucional de la Iglesia sobre uno de los temas más sensibles de la política argentina actual.
El debate sobre la relación entre fe y política continúa. Mientras tanto, las palabras del padre Molina, y la rápida desvinculación de su Obispado, se convierten en un nuevo capítulo en la compleja y, a menudo, conflictiva relación entre la Iglesia y el poder en Argentina.