Crisis diplomática entre Irán y Australia: Teherán promete "respuesta recíproca"

La tensión diplomática entre Irán y Australia ha escalado a un nuevo nivel. El gobierno iraní ha prometido una "respuesta recíproca" a Canberra tras la expulsión de su embajador, Ahmad Sadat, por parte de las autoridades australianas. La medida es una clara señal de la escalada en las relaciones bilaterales, que se han deteriorado en los últimos meses.
El motivo de la expulsión
La decisión de Australia de expulsar al embajador iraní se produjo después de que Canberra acusara a Irán de actividades de espionaje y de interferencia en los asuntos internos australianos. Australia alegó que Sadat estaba involucrado en la vigilancia de opositores al régimen iraní en el país, lo que constituye una violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
Irán, por su parte, ha negado las acusaciones y ha calificado la expulsión como una "decisión precipitada e injustificada". El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán declaró que la medida australiana era "un acto hostil" y que Irán respondería con una "respuesta recíproca", lo que podría incluir la expulsión del embajador australiano en Teherán.
Un contexto de tensiones
La expulsión del embajador iraní se enmarca en un contexto de crecientes tensiones entre Irán y Occidente. Australia se ha alineado con países como Estados Unidos y Reino Unido, que han impuesto sanciones a Irán por su programa nuclear y su apoyo a grupos terroristas.
La decisión de Irán de prometer una "respuesta recíproca" muestra que Teherán no está dispuesto a ceder en esta disputa diplomática. La escalada en las relaciones bilaterales podría tener consecuencias en el comercio y la cooperación entre ambos países, y podría complicar aún más la ya de por sí tensa situación en Medio Oriente.
Resumen
Irán ha prometido una "respuesta recíproca" a Australia tras la expulsión de su embajador en Canberra. La medida australiana se debe a acusaciones de espionaje y de interferencia en los asuntos internos. Irán ha negado los cargos y ha calificado la expulsión como un acto hostil. Este conflicto diplomático podría derivar en la expulsión del embajador australiano en Teherán y agravar las tensiones entre ambos países.