27 agosto 2025 · hace 8 días

No entiendo por qué Obi-Wan Kenobi no remató a Anakin en ‘Star Wars: La Venganza de los Sith’

· Fuente: haceminutos.com
No entiendo por qué Obi-Wan Kenobi no remató a Anakin en ‘Star Wars: La Venganza de los Sith’
El dilema en Mustafar

En Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith, uno de los momentos más impactantes ocurre cuando Obi-Wan Kenobi derrota a Anakin Skywalker en el planeta Mustafar.

Tras un duelo feroz, el aprendiz queda mutilado y ardiendo al borde de la lava. Sin embargo, el maestro Jedi no lo remata, sino que se aleja con dolor y resignación.

Esta decisión ha generado debates entre los fans: ¿por qué Obi-Wan no terminó con la vida de su antiguo discípulo?

Un vínculo que pesaba más que el deber

Anakin no era solo su padawan: era como un hermano.

Obi-Wan lo expresa con lágrimas en los ojos:

“Tú eras mi hermano, Anakin. Yo te quería”.

Ese lazo emocional explica por qué, incluso tras la traición, no pudo darle el golpe final.

El código Jedi y la línea que no podía cruzar

El credo Jedi prohíbe ejecutar a un enemigo indefenso.

Rematarlo habría sido un acto de odio, un paso hacia el Lado Oscuro.

Obi-Wan eligió cumplir su deber deteniéndolo, pero sin convertirse en aquello que combatía.

El nacimiento de Darth Vader

A nivel narrativo, la escena marca el momento exacto en que Anakin deja de existir y nace Darth Vader.

Para Obi-Wan, el hombre que conocía estaba muerto; lo que quedaba era un villano irreconocible.

Al retirarse, permitió que el destino siguiera su curso: las heridas, el rescate del Emperador y la transformación en la máquina que aterrorizaría a la galaxia.

Más castigo que muerte

Otra interpretación sostiene que dejarlo vivir mutilado fue un castigo más duro que matarlo.

Anakin tendría que cargar con el dolor físico y emocional de su caída, convertido en prisionero de su propio odio.

Conclusión

Obi-Wan no remató a Anakin porque lo amaba, porque el código Jedi se lo impedía y porque, en su interior, ya lo consideraba perdido.

Ese instante de compasión —o de condena— selló el nacimiento de Darth Vader y cimentó una de las escenas más icónicas de toda la saga.