No entiendo por qué Obi-Wan Kenobi no remató a Anakin en ‘Star Wars: La Venganza de los Sith’

El dilema en Mustafar
En Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith, uno de los momentos más impactantes ocurre cuando Obi-Wan Kenobi derrota a Anakin Skywalker en el planeta Mustafar.
Tras un duelo feroz, el aprendiz queda mutilado y ardiendo al borde de la lava. Sin embargo, el maestro Jedi no lo remata, sino que se aleja con dolor y resignación.
Esta decisión ha generado debates entre los fans: ¿por qué Obi-Wan no terminó con la vida de su antiguo discípulo?
Un vínculo que pesaba más que el deber
Anakin no era solo su padawan: era como un hermano.
Obi-Wan lo expresa con lágrimas en los ojos:
“Tú eras mi hermano, Anakin. Yo te quería”.
Ese lazo emocional explica por qué, incluso tras la traición, no pudo darle el golpe final.
El código Jedi y la línea que no podía cruzar
El credo Jedi prohíbe ejecutar a un enemigo indefenso.
Rematarlo habría sido un acto de odio, un paso hacia el Lado Oscuro.
Obi-Wan eligió cumplir su deber deteniéndolo, pero sin convertirse en aquello que combatía.
El nacimiento de Darth Vader
A nivel narrativo, la escena marca el momento exacto en que Anakin deja de existir y nace Darth Vader.
Para Obi-Wan, el hombre que conocía estaba muerto; lo que quedaba era un villano irreconocible.
Al retirarse, permitió que el destino siguiera su curso: las heridas, el rescate del Emperador y la transformación en la máquina que aterrorizaría a la galaxia.
Más castigo que muerte
Otra interpretación sostiene que dejarlo vivir mutilado fue un castigo más duro que matarlo.
Anakin tendría que cargar con el dolor físico y emocional de su caída, convertido en prisionero de su propio odio.
Conclusión
Obi-Wan no remató a Anakin porque lo amaba, porque el código Jedi se lo impedía y porque, en su interior, ya lo consideraba perdido.
Ese instante de compasión —o de condena— selló el nacimiento de Darth Vader y cimentó una de las escenas más icónicas de toda la saga.