🕵️‍♂️ Operación "Ropa Fantasma": El Mercado San Miguel bajo la lupa por el Circuito Clandestino de Bienes Robados

SALTA, Diciembre de 2025 – Un simple control de rutina en el Mercado San Miguel, el nervio central de las compras minoristas en la capital salteña, ha desvelado una faceta sombría y persistente del comercio local: la venta al menudeo de artículos de origen ilícito, lo que en el argot policial se conoce como "mercadería fantasma". La detención de dos individuos que portaban un teléfono móvil y un lote de prendas de vestir de dudosa procedencia no es un hecho aislado, sino un eslabón que podría exponer una sofisticada cadena de distribución de objetos robados que opera impunemente a plena luz del día en el corazón de la ciudad.

El incidente, ocurrido en la mañana del pasado martes, se ha convertido rápidamente en un caso judicial de alto impacto, poniendo nuevamente en el centro del debate la necesidad de intensificar los controles en el popular centro comercial, que ha sido históricamente un punto neurálgico para diversas actividades económicas, tanto lícitas como clandestinas. La Justicia ha tomado cartas en el asunto, y la investigación se enfoca ahora en rastrear la fuente de los elementos incautados y desmantelar a los proveedores de este mercado negro.

Eran poco más de las once de la mañana, en el momento de mayor afluencia de público, cuando efectivos de la División de Intervención Ciudadana de la Policía de Salta, en colaboración con personal del puesto policial fijo del Mercado San Miguel, iniciaron un control preventivo en los pasillos internos. El objetivo inicial era disuadir la venta ambulante no autorizada y verificar la documentación de algunos vehículos de carga.

Según fuentes policiales consultadas, la atención de los agentes se centró en dos hombres, cuyas identidades se mantienen en reserva por orden judicial, que merodeaban con aparente nerviosismo cerca de una de las salidas secundarias. Al ser interceptados, se les solicitó que exhibieran el contenido de las bolsas que llevaban consigo y que justificaran la tenencia de un smartphone de alta gama y varias unidades de indumentaria, principalmente jeans y camperas de marcas reconocidas.

La respuesta de los detenidos fue evasiva e inconsistente. No pudieron presentar facturas de compra, remitos o cualquier otro documento legal que probara la legítima adquisición de la mercancía. En el caso del teléfono móvil, la situación se tornó más comprometedora: al cotejar el número de IMEI (Identidad Internacional de Equipo Móvil), si bien en este momento la Policía no ha confirmado que figure en la base de datos de equipos robados, las inconsistencias en la explicación de la tenencia fueron suficientes para despertar una seria sospecha de encubrimiento.

La falta de justificación formal de la propiedad, sumada a la tipología de los objetos –nuevos, en buenas condiciones y listos para la venta–, llevó a la inmediata demora de los sospechosos y al secuestro de la mercadería. "No se trata de la persona que vende un par de medias, sino de un volumen y una clase de productos que sugieren una actividad organizada", explicó un vocero de la fuerza de seguridad, destacando la diferencia entre el comercio informal simple y la presunta receptación.

El término "ropa fantasma" o "mercadería fantasma", al que hace referencia el caso inicial, es un concepto que utilizan tanto los comerciantes formales como las fuerzas de seguridad para describir artículos que ingresan al circuito de venta sin pasar por ningún registro legal o fiscal. Aunque puede incluir bienes de contrabando —especialmente desde la frontera con Bolivia, como ha señalado la Fiscalía Federal de Salta en casos previos de millonario contrabando de mercaderías—, en el contexto de este tipo de operativos urbanos, a menudo apunta a una fuente más directa y violenta: el robo a la propiedad privada y a los comercios establecidos.

El Origen: Las prendas secuestradas podrían provenir de robos a viviendas, asaltos a vehículos de reparto o, incluso, de hurtos "hormiga" en grandes tiendas de la ciudad. El teléfono móvil, por su parte, es el botín más común en los robos callejeros, un delito que ha mantenido en alerta a la sociedad salteña.

La Acumulación (La Cueva): Los bienes robados no suelen venderse inmediatamente en el mismo lugar del hurto. Pasan a una "cueva" o centro de acopio donde se limpian las etiquetas, se borran los datos de los electrónicos y se preparan para su reintroducción en el mercado.

La Venta al Menudeo (El Mercado): El Mercado San Miguel, con su alto flujo de personas y su ambiente de negociación, se convierte en el punto de venta ideal. Los precios son notablemente inferiores a los del comercio legal, atrayendo a una clientela que, en muchos casos, es consciente de la procedencia ilícita de lo que compra, consolidando el ciclo de la receptación.

Este fenómeno no solo implica un delito de hurto o robo, sino también el grave delito de encubrimiento y receptación, previsto en el Código Penal. La compra de estos bienes alimenta directamente la ola de inseguridad, dado que el delincuente obtiene una rápida monetización de su botín, incentivando la perpetuación de los robos.

El Mercado San Miguel no es ajeno a este tipo de problemáticas. Si bien es un patrimonio cultural y comercial de Salta, también ha sido escenario de diversas tensiones y conflictos a lo largo de los años. Recientemente, el centro de compras ha estado bajo la lupa por cuestiones administrativas y de seguridad, incluyendo:

Irregularidades en la Administración: La reciente finalización de una intervención municipal y el intento de establecer una Unidad Administradora han sido temas de controversia, con denuncias sobre puesteros que continúan abonando alquileres a fundaciones en lugar de a la Municipalidad. Esta falta de control unificado puede generar nichos de oportunidad para el comercio informal e ilegal.

Controles Previos: Ha habido reportes de otros operativos policiales en los que se han demorado personas por transportar elementos de dudosa procedencia. Esto subraya que la detección de la "mercadería fantasma" es una constante, no una excepción, en el entorno del mercado.

Tensión y Desalojos: En el pasado, han ocurrido situaciones de alta tensión, incluyendo intentos de desalojo a puesteros sin orden judicial, lo que refleja un clima de precariedad legal y administrativa que ciertos elementos pueden explotar para sus fines ilícitos.

La detención de los dos hombres añade una nueva capa de preocupación, sugiriendo que las redes de receptación se han consolidado hasta operar con una audacia pasmosa en el punto más concurrido de la ciudad.

El caso ha quedado en manos del Ministerio Público Fiscal, que ha iniciado las actuaciones por el delito de encubrimiento, sin descartar figuras más graves si se logra establecer la conexión directa con un robo específico. La clave de la investigación judicial será determinar si los detenidos son solo vendedores o si son parte integral de una organización de acopio y distribución.

El destino de la mercadería secuestrada también sigue un protocolo legal estricto. La Dirección General de Rentas de Salta ha señalado en otras oportunidades que, si la mercadería incautada no logra ser justificada o reclamada por sus legítimos dueños (mediante una denuncia de robo y posterior identificación), es pasible de decomiso. Según la legislación provincial, los bienes decomisados, por decreto del Gobernador, se entregan al Ministerio de Desarrollo Social para su uso social. Este proceso busca evitar la burocracia y dar una utilidad pública inmediata a los bienes robados.

Sin embargo, el éxito de la lucha contra la "mercadería fantasma" no reside únicamente en la acción policial y judicial, sino también en la conciencia del consumidor. Las autoridades insisten en la importancia de evitar la compra de productos sin comprobante o de aquellos que se ofrecen a precios irrisorios.

"El comprador de un artículo robado no es una víctima, sino un cómplice indirecto," comentó a este medio un criminólogo local especializado en economía del delito. "Mientras exista la demanda por el precio bajo, el delincuente tendrá un incentivo. Cortar el circuito de receptación es el golpe más duro que se le puede dar a la cadena de robos."

La detención de estas dos personas es un triunfo táctico, pero el desafío para el gobierno municipal y provincial es de carácter estructural. La comunidad y los comerciantes formales exigen una estrategia de seguridad que vaya más allá del operativo de saturación ocasional.

Tecnología y Trazabilidad: Se plantea la necesidad de implementar sistemas más robustos de control de IMEI en el punto de venta, así como exigir a los comerciantes de rubros sensibles (electrónica, indumentaria) un registro digital de sus proveedores y stock que pueda ser cotejado rápidamente por la autoridad fiscal y policial.

Articulación de Fuerzas: La lucha contra el comercio ilegal, especialmente el que proviene del contrabando, requiere una coordinación permanente entre la Policía de Salta, Gendarmería Nacional y la Dirección General de Rentas.

Control Administrativo: La Municipalidad tiene el desafío de garantizar la transparencia y la legalidad de todas las operaciones dentro del Mercado San Miguel, cerrando las grietas administrativas que permiten que la actividad ilícita se camufle.

El caso de la "ropa fantasma" no es una nota de color en la crónica policial, sino el síntoma de una economía subterránea que socava la seguridad pública y el comercio legítimo. Con los dos detenidos a disposición de la Justicia, la ciudad de Salta espera que este hilo suelto conduzca a la desarticulación de las redes que operan a la sombra, minando la confianza en el principal pulmón comercial de la provincia. La investigación recién comienza, y las próximas semanas serán cruciales para determinar la verdadera magnitud de este circuito ilegal.